La odia por lo que imprudente-mente esperó de ella y ella soliviantada, ella auténtica, ella mediocre se negó a cumplir desde el andén. La odia porque descendió de su futuro fácilmente previsible, intoxicada de pereza, de dulcísima inhibición y sobre todo la odia porque ella no se arrepiente, y más aún porque él no encuentra razones para que ella se arrepienta y ella lo odia a él creyendo sinceramente que lo ama, lo odia desde su vientre, desde su bostezo, por lo que imprudentemente esperó de él y él tozudo, él débil, él huérfano, él austero se negó a cumplir. Lo odia porque en la cama, lo odia porque él comprende y ella oscuramente desearía que él jamás comprendiese y la usara como alimaña, como brecha hacia el fondo de sí mismo. Menos mal que es temprano para perdonar.
¿A que si? Ya sabía yo que era fácil disparar al cielo.
Que Benedetti se ria muy fuerte.