miércoles, 14 de abril de 2010

De todo lo que jamás debe callarse.


Esto ya me saca algún tiempo, pero creo que es necesario empezar por aquí para acabar por donde quiero. Me llega a destiempo, como casi todo lo que me callo demasiado, pero qué más da, puestos a escribir a bocajarro. Hoy ceno en compañía de "más vale tarde que nunca" y pienso sanearme de la raíz a las puntas.

Después de pensar-(te)-(me)-(nos)-(lo) durante algunos días y miles de noches intenté reunir todo lo que tenía dentro en una sola frase, quería probar mi capacidad de síntesis al máximo. Yo también pretendía ser como una de esas cremas con 7 efectos para un mismo rostro: quería decir algo que al pisar tierra sacara 7 tentáculos hacia una misma parcela. Tú. Y la reventase detonando cada uno de sus agujeros. Y pensé “¿Cómo?”… Cómo puedo perforar a alguien que deambula, que no pasea, por la vida sin sentir absolutamente nada; cómo hacer algo así sin ensuciarme las manos. Sin sentir pena de Tí, sin volverme terrorista de guante blanco y mirada oscura. Sin que me pese hacerte pasar por el aro de fuego, a sabiendas de que al otro lado te espera un león en ayuno desde hace días.
Hablo de las personas parcela, que pertenecen a la variedad esa en que cualquier cosa “les da igual” y acojen todo como si fueran un enorme huerto en el que simplemente se dejan plantar.
Si bien bien, si mal mal. Nada más allá de eso ni nada más acá de lo que la vista alcance a ver. De todo ello, casi lo que más me sorprende es su capacidad para conformarse con la primera bofetada, él no pone la otra mejilla, él se pone en cuerpo entero. Quizá piense que puestos a recibir, mejor que cada articulación y hueso duela por igual, por eso de que el dolor descentrado y general duele menos que el diagnosticado y acotado en una sola zona. Mentira. Todos los dolores fastidian, aunque tú nunca los llores. Es por eso por lo que andas podrido por dentro, por lo que te llora cada poro cuando te vienen recuerdos o historias mal rematadas… ya sabes, todo por lo que siempre te marchas. Todo por lo que siempre huyes. Lo jodido es venir luego de frente ¿verdad? ¿Cómo regresas con la mirada bien alta después?
A eso me refería.
Ahora que me he dejado soplar, me pesas mucho menos.