lunes, 19 de enero de 2009

Dame un sin-tiempo.


Pero tú… ¿tú eres feliz?” .Pum. Digo “pum” porque lo único que fui capaz de sentir fue el peso de una losa de palabras atascadas, de voces a medio inventar, de sentimentalismo frito y harto de tanta comedia barata, de “y sis” “peros” “nuncas jamases” “noes” y asentimientos de vientos fugaces: cariño, ahora te creo, pero mañana cuando te piense te habrás convertido en puro fraude. Vamos a repetirnos la pregunta y vamos a pensarla hasta encontrar la solución, hasta dar con la verdad, aunque duela más que pillarse las manos con una puerta de metal. Vamos s ser tan insensibles como esta situación lo merezca, se acabaron las cortesias y las palmaditas en la espalda; se avecinan las palabras afiladas y los abrazos de fósforo. Quería hablar,de verdad, contar que francamente no estaba segura de hasta qué punto era capaz de medirme, que por desgracia esta vez sí tenía unas metas y no era capaz de decir aquello tan bonito de “hasta el final” ,aquí si había finito y estaba prohibido volar demasiado alto porque sino las hostias iban a ser de tercer grado, como las ya quemaduras. Que en aquel rincón de allí, en el que la mayoría de enamorados encierran sus desvaríos, yo tenía un montón de telarañas esperando a su presa, que no soñaba con ir a la luna de sus ojos y quedarme a vivir allí una temporada…que a veces soñaba con escapadas a lugares tan lejanos donde ni los cuentos habían sido capaces de llegar. Mierda, si, estaba empezando a tener problemas…de esos que casi no te dejan dormir y cambian la almohada por alfombras de pinchos, el techo por tormentas de ideas, la mesita por una luz incesante, las sábanas por mantas de calor a pilas y el vaso de agua se había hecho intimo de las Valerianas. Pero pensaba, una y otra vez me abordaba, me recordaba que seguía ahí incesante, a la espera de respuesta. Se había puesto casco, rodilleras, espinilleras y coderas, sabía que la sarta de palos iba a ser bien grande y venía preparada a fondo. Y yo allí, en la mesa de aquel bar, sin mirada, consumiendo alcohol de quemar, autocombustionando-me-te las ganas de salir corriendo, triturando el hielo de los pulmones y siendo coctelera de emociones subcutáneas. Dame un plazo de seis días para decidir qué hacer con estas cosas, dame 24h para desplegarme como un sofá cama y esperar lo adecuado, dame, dame parches de esos que suplantan las necesidades (como los de nicotina), dame cosas para distraerme y dejar de pensar en todo lo que a estas alturas está tan quemado como yo.
Dame.


4 comentarios:

  1. Te encuentro como seguidora de mi blog, leo tus textos, y me alegro dos veces. Tantas ganas narrativas, tanto arte dentro, irradian sensibilidad. Seguiré tus escritos.
    (Linterna Mágica)

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  2. A mi dame dos, por favor...que se me pegan las ideas a las manos y subsisto de textos como estos...

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  3. Dios...
    Si, estás empezando a tener problemas.

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