sábado, 10 de enero de 2009

Sobre la almohada hay un cambio de sábanas.

Me punzan los huesos, crujen, hace exactamente cuatro días que no logro respirar sin sentirme pesada y hace menos de dos segundos que decidí que si me concedieran un deseo hoy sería globo aturdido en busca de púa. Me aprietan las entendederas y no hago más que vomitar pensamientos a medio hacer, crudos, pero en plato de fiesta. Me ahogo de tanto analizar y me producen alergia los besos polares en las esquinas con prisa. Se me enredan los pies, desorientados por mi falta de compostura. Si es que yo no soy ética, soy un caos intangible de cositas a carboncillo. Y ya no canto ¿has visto? Perdí el ritmo en el desayuno del jueves, cuando me dijiste que ya no tomaríamos Cola Cao, porque nos habíamos hecho mayores. Irradio de todo menos calor corporal y el médico me aseguró que con aquellos sobres lograría mejorar en menos de tres días, que no, que esto no tiene cura. Ando distraída, tan pronto me balanceo en el precipicio como sonrío imaginando la caída. Y es que no estoy en ninguna parte, da igual donde me busques, fallarás. Estoy rellena de pepitas amargas y sin embargo se equivocaron al colocarme en el están de “Frutas de temporada”, y ahí estoy, compartiendo piso con todas aquellas personas que no tienen casi nada que ver conmigo excepto la capacidad de sentirse tan bichos raros como yo. Llegados hasta este punto me pregunto como hemos logrado atravesar la demacrada línea y plantarnos aquí, ¿cómo es posible que estemos aquí si ni siquiera sabes que mi bocadillo favorito es el de queso? ¿En qué momento trasladaste todo tu equipaje a mi habitación? Si yo no te invité… Esto es demasiado pequeño para cobijar a dos personas, sus problemas, sus sonrisas sin dientes, sus corazones virados, sus músicas latentes y sus malas caras. Pero si no me entiendes cuando te digo que si fuera hombre congelaría el despertar de Ella solo por analizar su pelo con sueño, si frunces la mirada cuando volteo por las aceras sin estar necesariamente borracha, si no comprendes que en días de lluvia quiera pasear hasta calar los calcetines, si te asustas cuando te digo que a mí me pone (me ponía) chutarme de ti…pero cómo vamos a llevarnos bien Tú y Yo si no sabemos ni quiénes somos. Pero cómo…



Hacemos una cosa, yo me bajo al bar a tomarme un Cola Cao y tú mientras recoges tus cosas.

P.D: No hagas la cama, que hoy se cambian las sábanas. Ya sabes, no me gusta que huelan a nosotros.

5 comentarios:

  1. Aquí es dónde va mi Cola Cao anterior...aquí.

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  2. Eres un amoorrr!!!.... =)


    Is

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  3. Sencillamente brillante. Eres un genio, bueno, una genia
    Nunca lo dejes
    ;-D

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  4. Y tu fondo de título ahora mola mucho mucho mucho más!

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