miércoles, 22 de abril de 2009

Los asesinos siempre apuran las luces.


Voy a diseccionar mis pensamientos como si fueran una de esas ranas de las clases de biología a las que nunca partí en dos, voy a clavarle alfileres a las vocales anestesiadas de vino peleón y tarta al whisky; y después, cuando tenga mucho coraje y pocas gónadas, veremos qué hacemos conmigo y con este carro de bailes y vaivenes. Cuidado que no sea demasiado tarde, lo digo porque me están llenando los pies de plomo y luego querré echar a correr...
No se qué procuro, pero ya sabes que mi cerebro no es un instrumento lógico plagado de cubos de rubik, mi cerebro es un órgano destinado a la supervivencia, como las garras y los colmillos. Por tanto no busco la verdad, busco la ventaja. La ventaja de latir aunque esté cargada con las bolsas de la compra de tus grandes almacenes de cuarta y quinta mano, la ventaja de las nostalgias de un futuro que ya no sé si es del todo mio, la facilidad para evadirme cuando me pregunto "qué puedes haber hecho conmigo que ya no me encuentro", la ventaja de no sentir el vacío cuando la tarde se va quedando sola o cuando me da por renegar de ti una y otra vez estés donde estés. Cuando no tienes nada que decir lo mejor no es callar, no nos equivoquemos, es gritar a los doce vientos (digo doce por cada uno de los meses que te vas callando cada año) y cuando nos quedamos sin luz por un apagón jamás perdemos las luces, la pupila se adapta hasta al corazón más deforme y titánico.

Sé de sobra que ahora no estas en estas palabras y que la luz nunca es la piel, o lo contrario ¿pero qué quieres que haga? Jode mucho dejarte marchar viendo que lo único que deseas es darte la vuelta.

domingo, 12 de abril de 2009

.. Ya me sabía tus giros de espalda ..


Ahora que todo cambia si te desnudas y se suicidan las dudas desde mi colchón y que quiero injertarme en tu pecho, llenándote el cuerpo de abrazos y besos, que es gratis (mucho más que las llamadas a cobrorevertido). Hoy que Noviembre me ha traído por fin una excusa para ir a poner jarabe en todas las heridas de tu piel, sin medir las cantidades y comiéndonos a cucharadas .Noviembre ha convertido en un paraíso cada ascensor y se llevó el miedo a sentir y a desarmar el trastero del alma con las manos sucias de barro. Hoy que el amor es vivir al día sin paracaídas, un viejo conocido que se juntó con nosotros en un aperitivo.Y que me enseñó lo mucho que me gusta que me abraces siempre de puntillas, saber que de nuevo es fácil volver a vivir cuando respiras por mi, aunque a veces fumes tabaco y me obstruya en tus paredes. Hoy que un post-it me recuerda que querer es invertir todo sin temor a caer desde lo más alto y dar la espalda a toda urgencia en un colchón .Ir de la mano a pelear utopías, no darle ningún "pero" a tu corazón .No darle ningún pero a tu corazón. Hoy...
Ya me sabía tus fiestas sin guardar
tus dolores de espalda cargada
tus días de hormonas
tu boca distinta
tus malas contestaciones
tus autobuses hacia las clases
tus eneros y tus veranos
tu pelo por la mañana.
Ya me sabía tus besos de madrugada
y tus madrugadas sin besos
tu cuerpo en pijama
tus miedos atrasados
y me sabía el diccionario de miradas
y tus colapsos momentáneos
tu botellón y tus desayunos
tu increíble capacidad de síntesis
y tus amigos de más allá
los vientos de la playa
contigo.
me sabía tus vueltas a casa
tu mochila,
tu gato,
tus amigos ausentes,
tu postre favorito
y me sabía los días de sofá
tu manta
tus castillos en el aire
tus temblores
tus restos de tristeza
tus luces y apagones
tus sábanas mágicas
la forma de vengarte
y tu reconciliación
Por eso me marché.
Me sabía de memoria
todas las asignaturas de tu alma.

Pensé, en Novimbre, que tenías razón, no sabes cuanta... Pero vas a enfadarte mucho conmigo cuando sepas que le ha pasado a este Abril.

domingo, 5 de abril de 2009

Ahora que estamos en condiciones de decir,callar y porsupuesto gritar.


No me gusta sentirme identificada con frases que dicen otras personas, más si estas son de grafía negativa (por su tono de voz, el hilo de la conversación o la verdad más verdadera), me avergüenza de tal forma que me veo incapaz de levantar la mirada del suelo. Siento que le miento al asfalto, al montón de piedras que constituyen el acerado o a la colilla que han dejado caer en la tercera mesa de más allá; y de esta forma logro cargar con la culpabilidad de quien ,en actos, ha robado muchas de sus palabras. Me recorren fotogramas por las retinas que ejemplifican una tras otra vez aquella otra en que yo también hice/dije/sentí/vi aquello, no digo error digo “aquello”, porque aquello es mucho más neutro y al fin y al cabo mucho más anónimo que cualquier otro calificativito seguramente mal añadido por mi en estos momentos. A veces lo siento y odio sencillamente por que lo siento, porque lo estoy viviendo y me está volviendo a pasar. Porque estoy dando consejos cuando debería cerrarme la boca como una persiana, o simplemente decir “no soy quién…”, pero es que joder, no soy quien para muchas cosas, la verdad. Cuando ocurre me siento vacía, completamente hueca, como si me hubieran vaciado con una cuchara de bolas de helado y no hubieran dejado dentro de mi más que esa conmoción, la misma que me anima a salir corriendo del cerebro, a estamparme contra mis duras paredes, a atrancarme la boca con cremallera y a llorar por los pies, aunque esto nunca sea suficiente. A veces todo parece tan extremo que soy capaz de oler la pólvora que amenaza con mi estallido, miro fijamente un punto, en realidad cualquier lugar poco trascendental, se me nublan los pensamientos y lo único que veo despejado son los momentos como látigos sobre la espalda y los minutos acabados en punta. Entonces pienso, y mucho, pero eso no significa que después de todo vaya a amanecer.