jueves, 28 de mayo de 2009

Vértigo.



- ¿En qué piensas que llevas tanto rato ahí quieta?

-En todo lo que nunca sabrás y te perteneció. En todo aquello de lo que formaste parte sin copyright. En todo lo que nunca sabré y sin embargo ahí está, revolviéndose en mundos paralelos a X años luz de ahora, mezclándose con miradas que no les pertenecen y siendo escuchadas por personas que jamás lo entenderían como podrías hacerlo tú, o quizás yo; palabras enmarañadas con alguna que otra canción de Norah Jones, el humo de un par de cigarrillos y dos bocadillos vegetales. El otro día pensé en todo aquello que nunca leería, ni escucharía, ni sabría, ¿te imaginas que alguien en algún lugar del mundo ha escrito sobre ti? Que ha llenado las hojas de su diario con tu nombre y ha manchado veinte entrada de su blog pensando en tus hombros. Que escribió tu nombre en los márgenes de las libretas y en las hojas en blanco que nunca usó; y luego imaginó como quedaría su nombre junto al tuyo. Persona que soñó con darte los buenos días, con decir “Jesús” después de que estornudaras, con abrazarte cuando los exámenes te apretaran el cuello y no tuvieras donde sujetarte porque estaba todo inundado de quehaceres, con mirarte mientras dormías o mientras preparabas una ensalada, con calzarte por las mañanas cuando la malagana no está ni para hacer nudos. El mundo está lleno de detalles tan tontos como estos, que alguien piense en ti y tú nunca lo sepas. En el montón de palabras que alguien decidió guardarse en vez de contarte...

4 comentarios:

  1. Cuantos dibujos, frases, estrofas, suspiros, alteraciones, bajones, etc. Habran suspirado muchos por vos, pero cuando el arte es aún inmaduro escondido quedará ya que el artista lo hizo pensando en ti, y no sabe las consecuencias de esas pequeñas locuras que puede llegar a representar o bocetear sin preocuparse en grandes detalles sino en pequeños. Asi que el artista mudo volvera a quedar, pero no manco, ni sin locura, ni imaginación, eso no! Porque vivo está.


    Vértigo siempre hay, al ver la distancia.

    ResponderEliminar
  2. Pues eso digo yo, ¿Porqué no? ¡Caray!
    Anita Donegal.

    ResponderEliminar