lunes, 1 de junio de 2009

Barras de Bar-baridades.



Ocurrió en el bar que frecuentaba todos los miércoles, en su hueco personalizado en la barra, frente al camarero de todos los días, encandilada bajo la idéntica copa de la semana pasada ,junto a los seis taburetes elegantemente vacíos. Y a su lado la misma bella sensación que uno siente al terminar una novela cuyo mensaje es que el sufrimiento humano no tiene fin, que solo queda resistir. Una estupenda compañera de farra vamos.
Y en su cabeza el nauseabundo mareo del submarinista que sube a la superficie demasiado deprisa. La copa llena y el hielo deshecho en alcohol de quemar, de fondo la musicalidad de las palabras de dos jovencitas tan vivas que se puede apreciar el latido de sus corazones a kilómetros de distancia…

“-Estoy muy preocupada ¿sabes?
-Cuenta, cuenta…”


Y por un momento se quedaba muda, pasmada por la momentánea colisión de dos mundos que no tenían nada más en común, salvo esa aparente falsa preocupación. Y la gente del bar, de pronto, desaparecía con su muerte trasladada a la enigmática mudez. Su voz, su risa, el calor de su aliento, la carne y finalmente sus huesos. Todo recuerdo vivo de ellos termina. Es algo terrible y natural al mismo tiempo ¿Verdad? Sin embargo, hay individuos que se salvan de esa aniquilación, siguen existiendo en las mesas que ocuparon, los vasos que acariciaron, los guiños que lanzaron…Puede volver a descubrirlos. Su humo, el tono de su voz, su estado de ánimo .La enojan y la relajan, la consuelan y la desconciertan; la cambian. Son como moscas en ámbar, como cadáveres congelados en el hielo, eso que debería desaparecer pero por el milagro de sus tintas sanguíneas sobre la tierra ,se conservan. ¿Se estremecerán todos ellos con la caricia ligera de su mente leyendo sus simuladas e inventadas muertes?

“-¿Te encuentras bien? Estás muy callada…” Le pregunta el camarero.
Un “” seco y rotundo le sonroja , y se marcha por la barra con paso ligero y avergonzado.

Es cierto, hoy está callada . El silencio no es el entorno natural para las historias (se maldice). Las historias necesitan de palabras(se vuelve a maldecir). Sin ellas palidecen, enferman y mueren. Ella guarda una muy grande entre las manos, tan inmensa que a veces asoma y escapa entre sus uñas y puedes leer el desenlace, pero eso solo ocurre cuando se despista y sueña hasta demasiado alto, entonces ambas se baten en modernas cruzadas, se disparan miradas y corren a esconderse la una de la otra; pero es cuestión de tiempo cuando de un gatillazo mueren en afonía mutua . Entonces llega la vergüenza para ajustar las cuentas, que no es una cualquiera; es la más puta de todas ellas.
Y ladea su cabeza, primero hacia la izquierda, luego hacia la derecha, examina su reflejo desde todos los ángulos, deseando ver a otra persona. Pero solo es ella mirándose a sí misma, y entonces se fija en el camarero de siempre y no deja de admirar el hecho de que la combinación aleatoria de unos genes humanos llegue a producir algo tan sobrenaturalmente perfecto, el génesis comenzaba en los botones de su camisa, su espalda mejoraba el universo considerablemente. Se sintió intimidada y deseosa de hacerle saber a ese desconocido que sus ojos seguramente habían estado intensificados por algún acto de prestidigitación fotográfica hasta una azul imposible pero increíble.

“-Vamos, venga, deja de pensar. La vida es una tontería,un circo, una comedia. Te invito a un Cosmopolitan…”

¡PUM!
Esos inmensos ojos azulados le recordaron la popular expresión de que los ojos son el espejo del alma. “Este chico-pensó mientras analizaba profundamente sus ojos añiles y su mirada perdida-no tiene alma. Alguien tendría que coserle una."
Se levantó, bebió su copa de un trago (cayendo en la amarga y caliente realidad como el alcohol que quemaba su esófago), la pagó y se despedidio con la ferviente sensación de que había personas que simplemente habían sido arrojadas al mundo ,a la deriva y sin control.

-Nos vemos la semana que viene.

La chica de la barra no volvió jamás. En apenas doce segundos se había dado cuenta de que ella contemplaba el mundo con la delicadeza propia de la palma de su mano. Como quien acuna, quien susurra, quien canta baladas de amor al viento, quien se pierde en el camino, quien busca amantes, quien raya canciones en su garganta, quien araña con sus labios otras pieles, quien roba meses de abril apurando luces... como nadie hacía en aquel lugar.

3 comentarios:

  1. Es una historia triste, como todas las historias incompletas. Quizás, como en la canción, el ambiente cargado de humo se convierta en un barco en la niebla.

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  2. ¿Y ya no volvió? :O
    Pues ese bar no sabe la clienta que ha perdido....en cierto modo no me extraña, en las barras del bar uno encuentra verdaderas verdades universales, y no hace falta ir bebido.
    El otro día me acordé de tí, ya te contaré...
    :D

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  3. La chica de la barra puede que nunca volviera, pero siempre lo recordaria, recordaria el lugar donde nunca volver, ya sea por el desengaño sufrido como por el recuerdo de autocompasión de estar sola en el mundo, a la espera de un alma a la que agarrarse detras de la irreverencia de la suya propia.

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